Poemas de Fernando Charry Lara
- Editorial Cosmogonía
- 12 ago 2024
- 5 Min. de lectura
En nuestra lectura recomendada de hoy, compartimos con ustedes algunos poemas del colombiano Fernando Charry Lara, a partir de la Antología personal hecha por la Facultad de Comunicación Social-Periodismo de la Universidad Externado de Colombia en 2004.
De Nocturnos y otros sueños (1949)
Tendido en el lecho
El mundo a tus sueños rendido.
La noche, distante aurora de otra tierra,
El mar y su salvaje
Tristeza de animal insomne bajo la luna,
Las olas que avanzan, perseguidas
Como el amor indomable,
Vagan en una vibración errante entre los aires.
Tú sientes en el pecho esas secretas
Reminiscencias puras de la vida,
Lejanas a los brazos
Y en el sueño próximas,
Y próximas más en esta hora,
En el íntimo abrigo de una habitación
Como al encuentro furtivo de dos amantes,
Lívida ante la sola desnudez deslumbrante.
Tendido de fatiga aquí en el lecho,
De los países extraños amaste
La belleza remota del otoño
Y el obstinado anochecer en el invierno.
La ternura húmeda del paisaje,
Tus pasos mudos en la ciudad descubierta,
Tus pasos solitarios, el encuentro
De la adorable palidez como fantasma.
Con el movimiento triste de los dedos
No apartes esa música,
No despiertes a la vida:
Estas voces que el oído rozan como alas
Testigos han de ser del sueño a tus recuerdos.
De Los adioses (1963)
A Jorge Gaitán Durán
Si tu desnudo gesto inmóvil
Si tu rostro que estalló de pronto ante un espejo
Si tu voz mutilada por el árbol por la nube
Si tu paso callando por un sótano.
Una obstinada selva carnicera
Piedras y hojas de inútil rocío
Y sigo, sigo despierto pensando
Silencio ahora duermes
Ahora eres
Un puñado de estrellas y de madrugadas.
La lenta noche del mar vaga por la memoria
La alucinación de cuerpos y fiestas lejanas
El herido cansancio del oleaje a la espalda
La víspera de Colombia en el entresueño
El amor y el hastío el deseo indolente
La respiración el perfume de un pecho a oscuras
El labio adolescente que miras entre lunas
La palidez de los objetos a tu alrededor
El golpe del trueno en olas en espumas en rocas
No escuchas callas es más sordo el silencio
Está más cerca el silencio
Ya adviertes la tormenta los relámpagos
Entresacas otro huracán de tus recuerdos
Ronco de sombras y vientos y agonías.
Si nunca aquella errante ráfaga huyendo
Salida del cielo morado a borbotones
Con un ruido de corazón destartalado
Riega el espacio de lágrimas y desperdicios
Es el inasible aullido del insomnio
Es un largo funeral por una calle a solas
Es un sollozo que silba perdido en las esquinas
Como el eco de un grito en una
Imprevista ciudad que sonámbulo
Vislumbras ves desierta en pesadillas.
Porque inhumano el mundo se niega a ser eterno
Vuelas irrescatable de cenizas
En la medianoche de un bar te despides
Te rodean mutilaciones y senos y maderas
Y ya no quieres escuchar
Mas es verdad que ya no me oyes
Y el traje con que andabas por la tarde
Y mujeres encinta llenas de besos
Caen también con precipitación
Desplomándose en estrechos invisibles corredores.
Quedan la lluvia la conversación los recuerdos
Si no hubiese sido montaña sino mar sino llanura
Aquel que en mitad del camino de la noche
Buscando palabras el infinito tiempo medía
Sin olvidar la muerte al lado
Repentinamente entrado a su muerte
En el vértigo el asombro instantáneo del vacío
Palpando en el espacio tanta inmovilidad
Ahora te sé de aire y noche y nada.
Eres tú el mismo que vivía
El mismo que regresaba
O era yo o era otro
O éramos me repito nuestros amigos
Estuvimos uno a uno al amanecer en Pointe à Pitre
O pudo no haber sido nadie sino
El sueño de algún huésped de mi memoria
Apenas los cabellos apenas el alba caída
En el vestido
Entre escombros inerte sin luz deshabitado
¿Qué raíces qué miradas lentamente
Despiertan junto a un cuerpo
Silenciosas y frías para reconocerlo?
De Pensamientos del amante (1981)
Pensamientos del amante
Ya que la intimidad la noche la criatura
El hombre que la sueña y al sol con sangre de la tarde
Cuando por corredores de azulada piedra
Los pasos que ahora esperas
En vasto espacio enardeciendo callan
(Es más hondo el amor que nadie nombra
Más amarga la desdicha de un espejo
Cuando de pronto lo empaña lento vaho
De una tristeza a lo lejos de alguien
Que ignorado cruza errante el vacío)
El arco de las cejas con un rayo
La multitud del oro los hombros en lo blanco
Un río subterráneo entre su pecho
Los muslos lentamente dueños de la tierra
La mirada que en un duelo trémula estallaba
Vencida por el tiempo la esperanza
Un caminar perpetuo entre la lluvia
En la ciudad de nubes y agonías
Contra todo y sin fin seguirte siempre
Oh roce frío de invisible llama
(¿Por qué retrocedías y callabas
Te pensabas temblando como un niño
Lamento entrecortado en tu garganta
Devorado en la red de una tiniebla
Entristecido por tu propio sueño?)
Luego por yertas calles la alborada
Trajo al azar indescifrable un rostro
Rubio fulgor y el frágil embeleso
De en otro paraíso hallarte vivo
Lejos del sol occidental ensangrentado
Mas te persiguen la sed y el pensamiento
La ausencia te la invade sólo un cuerpo
Ese convulso perfil del deseo volando
Hacia nubes donde son verdes los ojos
Donde implacables son verdes aún y sombríos
Confusos giran grises en sucesión los días
Pálidos de lloviznas e incertidumbres
Cuando junto al anochecer existes
Con penumbra de seres a tu alrededor
Su desdeñosa sordera impenetrable
Enrojece delira Bogotá como incendio
Que invade en luces gentes bullicios
Luego el aire nocturno abriendo lunas
Y escondido en lo oculto un afán
Oh tú que ignorada rodeas y estrechas y amas
(Solo dentro de tu corazón pasan las cosas
Solamente oyes ronca bocina por tu sangre
El tiempo acumulándose en cenizas
Vuelves a mirar reflejos en el atardecer
En la noche te adormecen otra vez mudos labios)
Cuerpo que no camina sino
Por constelaciones de incandescente destierro
Trae tus pies acostumbrados a la aurora
A pisar esta isla de nadie esta puerta
Donde el amor golpea con fantasmas
(No es el sueño sino somos nosotros
Como el destino es áspero y contrario
La desierta esperanza sin sustento
En duermevela fluyen días y pensamientos
Cadáveres de sol y lluvia en la memoria)
Tras sigilosos pasos voces ecos
Eterna eterna ven
Gesto callando sombra que sospecha el aire
Pero al desvanecerse de nuevo tus huellas
Como al final el cuerpo será noche
Otra vez insondable tu luz fuera del tiempo

Fernando Charry Lara (Bogotá, Colombia, 1920 – 2004, Washington D. C., Estados Unidos). Poeta, ensayista, maestro, doctor en Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Colombia. Fue director de la Radio difusora Nacional de Colombia y director de extensión cultural en la Universidad Nacional de Colombia. Formó parte de la generación Mito. Fundó, con Mario Rivero y Aurelio Arturo, la revista Golpe de Dados en 1972. Publicó libros como Temas (1944), Nocturno y otros sueños (1949), Los Adioses (1963), Lector de Poesía (1975), Pensamientos del amante (1981), Los poetas de Los Nuevos (1984), Poesía y poetas colombianos (1986), José Asunción Silva, vida y creación (1986), Llama de amor viva (1986), José Asunción Silva (1989), Poésie colombienne du XXe siècle (1990), Antología de la poesía colombiana (1996), Poesía reunida, Editorial Pre-Textos (2003). Obtuvo diversos premios, entre ellos, el Premio nacional de poesía José Asunción Silva, 2000, y el Premio nacional de poesía por reconocimiento, Universidad de Antioquia, 2003. Fue miembro de número de la Academia Colombiana de la Lengua y miembro honorario del Instituto Caro y Cuervo.
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